Magician me llevó cerca del agua, donde estaban los demás, me puso las manos en los hombros mientras me miraba y me dijo: «antes me hiciste ver las cosas de una manera diferente, y te estoy agradecido por eso. Así que aquí está mi regalo para ti». Su voz y su postura empezaron a cambiar, pasando sin esfuerzo de un tono casual y conversacional a uno solemne y ritual. «Te daré mis propios ojos», recitó mientras se ponía una venda en la cara, «para que puedas mirar el mundo desde otra perspectiva, para que puedas ver y hacer fotos que no verías ni harías. Estaré ciego para que puedas ver». Durante cerca de una hora, fui de un lado a otro e hice fotos esforzándome en imaginar lo que Magician vería y ante lo que reaccionaría.
Foto por Stefano Kewan Lee como el personaje Gaze en el larp La Sirena Varada (2017).
Por supuesto, fracasé. Era solo la segunda vez que sacaba fotos en un larp, y la primera vez que lo intentaba con un personaje. El larp era el tercera y último pase de La Sirena Varada (2017) de Somnia, y tuve la oportunidad de jugar como un personaje fotógrafo que podía hacer todas sus fotos dentro del juego. Previo al larp tenía muchas ganas de probar esa experiencia y curiosidad por ver cómo resultaba. Suelo jugar enfocándome en la inmersión y, como muchos otros, he tenido bastantes experiencias profundas y transformadoras al habitar la mente y el espacio físico de un personaje ficticio. Poder hacerlo mientras al mismo tiempo disfrutaba de mi nueva afición a la fotografía me parecía una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar.
Sin embargo, durante el propio larp me quedó claro que eso no estaban funcionando. Cambiaba constantemente entre el «modo personaje», en el que realmente me sumergía en Gaze (mi personaje de fotógrafo), y el «modo fotógrafo», en el que instantáneamente me sentía arrastrado a mi yo habitual y tomaba fotos de la mejor manera que sabía, pero sin pensar en cómo las tomaría Gaze. A medida que avanzaba el larp me sentía cada vez más frustrado por el hecho de que, efectivamente, no estaba aprovechando al máximo la oportunidad que se me brindaba. No es de extrañar que no pudiera honrar el don de Magician. ¿Cómo podía ver el mundo a través de sus ojos cuando ni siquiera podía verlo a través de los ojos de Gaze?
Cuando volví y revelé la película, tuve una confirmación muy clara de lo que había vivido en el larp: por mucho que me gustara hacerlas e imprimirlas, esas fotos eran mías y reflejaban la forma en que yo, como jugador, veía el larp, mientras que no tenían nada que ver con la perspectiva y la personalidad de Gaze.
Es más, lo que experimenté fue tan claro y definitivo que me pareció inevitable: puedes o bien sumergirte en un personaje o centrarte en el exigente trabajo de hacer fotos de la mejor manera posible. No puede haber un término medio, y a estas alturas, una sinergia perfecta entre las dos mentalidades, en la que acabas experimentando plenamente un personaje y al mismo tiempo produciendo fotos que reflejan completamente la personalidad de ese personaje, eso era casi inconcebible para mí.
Todas las experiencias que tuve en los siguientes larps no hicieron más que reforzar mi conclusión. Por lo general, me limitaba a hacer fotos fuera del personaje, pero de vez en cuando me ofrecían un PNJ o un personaje completamente desarrollado con el que jugar mientras hacía fotos. Y cada vez experimentaba el mismo vaivén entre los dos estados de ánimo. Al cabo de un tiempo tuve claro que así era como funcionaban (o más bien no funcionaban) las cosas para mí. Otros podrían lograrlo, pero yo no estaba entre ellos, y me hice a la idea.
Entonces ocurrió SALT.
El larp SALT (2018) se centra en un pequeño grupo de civiles, gente normal que intenta encontrar refugio y sobrevivir durante una guerra civil que ha destrozado su país. Para mantener las cosas lo más 360 posible no es raro que los diseñadores y organizadores de larps que quieren una documentación fotográfica de su larp incluyan, cuando el escenario lo permite, uno o más personajes que tomen fotos sin poner en peligro la inmersión de todos los demás. SALT tenía objetivos similares, así que me ofrecieron un personaje que sabía manejar una cámara y estaba dispuesto a utilizarla.
La experiencia me decía que debía esperar alguna variación del tipo periodista/reportero que suelo recibir, pero me equivoqué. ¡Qué personaje era Vincenzo! Un bicho raro que coleccionaba obsesivamente baratijas inútiles y les ponía nombres humanos, un solitario que prefería escribir en su propio diario antes que hablar con la gente de su entorno. En efecto, era fotógrafo de profesión, pero su trabajo consistía en fotografiar a los muertos en la morgue. Me tomó por sorpresa y me obligó a pensar realmente en cómo podía abordar no sólo los elementos habituales de interpretación e inmersión del personaje (postura, voz, lenguaje, etc.), sino también su fotografía. En aquel momento todavía seguía convencido de que me era imposible realizar mi trabajo mientras estaba metido en el personaje, así que lo único que podía hacer era llevar un objetivo más largo de lo habitual. Suelo inclinarme por los objetivos anchos moderados a los normales; esta vez elegí un teleobjetivo moderado, con la esperanza de que al menos cambiara un poco las cosas a nivel puramente visual.
Foto por Stefano Kewan Lee como el personaje Vincenzo en el larp SALT (2018).
El larp en sí fue para mí un ejercicio intenso de aislamiento e incomunicación, ya que era casi demasiado fácil meterse en la piel de Vincenzo. Y a la hora de hacer fotos, lo único que hice deliberadamente fue evitar algunas de las tomas más obvias que normalmente haría buscando la acción, el personaje y la narrativa. En cambio, intenté dejar que Vincenzo tomara la iniciativa y guiara mi mano y mi ojo. Así que tomé fotos de objetos, de habitaciones vacías, y cuando incluí personas, siempre fue desde la distancia, tanto física como emocional. Como casi nunca hago fotos de naturalezas muertas, y cuando lo hago siempre son muy malas, cuando el larp terminó y recogí las cosas, no estaba nada seguro de lo que realmente había conseguido.
Resulta que no tenía mucho, ya que uno de los rollos de película se atascó en la cámara y se arruinó por completo. Lo que conseguí salvar fue muy sorprendente para mí. Claro que recuerdo haber tomado esas fotos de naipes dispersos, latas vacías y habitaciones vacías. Pero eran muy diferentes de mis anteriores intentos de naturaleza muerta. Tenían una calidad que reflejaba realmente la personalidad y la actitud de Vincenzo, y que yo no sabría reproducir por mí mismo. Parecía que por una vez lograba sumergirme en un personaje y al mismo tiempo producir un trabajo que realmente reflejaba la mirada de ese personaje, y no la mía. No me lo esperaba en absoluto, y me pregunté si tenía que revisar mis ideas al respecto. No tardé en darme cuenta de que SALT, como larp, me había afectado profundamente, y sobre todo de que Vincenzo estaba muy lejos de ser un simple personaje documentalista. Era tan característico, y estaba tan alejado de mis métodos habituales, que no es de extrañar que fuera capaz de hacer algo muy diferente. «Esta es la excepción que confirma la regla», me dije. «Volverás a tu forma de pensar habitual al cambiar el chip con el próximo personaje reportero que te toque». No tenía ninguna duda al respecto.
Photo by Stefano Kewan Lee as the character Vincenzo in the larp SALT (2018).
Unos meses más tarde tomé fotos en el pase internacional de Desaparecidos (2019). El larp está ambientado en un centro de detención de disidentes políticos durante el régimen de Pinochet en Chile, y cuenta las dramáticas historias de las personas allí detenidas. Al principio los organizadores sólo querían un fotógrafo externo del juego, pero unos días antes del larp me pidieron también que fuera un reportero dentro del juego como personaje no jugador (NPC) durante unas horas. Esto fue estrictamente debido a necesidades de la trama y no tenía un personaje completamente desarrollado. Mi tarea como PNJ era hacerle la pelota a las autoridades mientras intentaba en secreto ayudar a los disidentes a sacar algunos mensajes de allí. Una vez hecho esto, volvería a salir del personaje y sería mi habitual presencia «invisible» en el larp. Casi por capricho, decidí llevar mi cámara de película apropiada para la época, además de mi cámara digital, para poder dar el pego mientras hacía fotos como un PNJ. Mi expectativa era acabar con un conjunto de muchas fotos, en el que resultaba que algunas estaban en color y otras en blanco y negro.
Lo que no esperaba en absoluto es que, cuando actué como reportero y los jugadores reaccionaron ante mi presencia, este personaje de PNJ que apenas tenía nombre empezó a apoderarse de mí, y me sentí realmente preocupado por los prisioneros, y fingí realmente las sonrisas mientras entrevistaba a los coroneles y dignatarios, y me preocupaba de verdad que descubrieran que no sólo tomaba fotos de sus salas de juntas y cenas, sino también de cosas que no debía ver, como el trato que recibían los prisioneros, y mucho menos documentarlas. Todo eso desapareció cuando salí de personaje y los jugadores dejaron de reaccionar ante mi presencia, así que mientras estuve allí en su mayoría me sentí como siempre: cambiando de un lado a otro entre la toma de fotografías y la interpretación de un personaje, manteniendo ambas cosas separadas.
Foto por Stefano Kewan Lee como un fotógrafo PNJ en el larp Desaparecidos (2019).
Cuando volví a casa y empecé a trabajar en las fotos, quedó claro que tenía dos conjuntos diferentes en mis manos. El conjunto en color reflejaba mi forma habitual de hacer fotos en un larp, intentando comunicar el estado de ánimo y la narrativa del evento y centrándome en las escenas en su conjunto, más que en los retratos de personajes individuales. El set en blanco y negro, que tomé principalmente dentro del personaje, era… desconcertante. Tenía la sensación de estar viendo el trabajo de alguien que había estado allí con esas personas y que realmente intentaba documentar lo que podía para que el mundo pudiera conocerlas. Sí, los dos conjuntos compartían claramente su estilo arraigado en el género documental, pero su lenguaje visual era también algo diferente. Y no era sólo la diferencia entre el color y el blanco y negro. El conjunto que tomé mientras estaba en personaje tenía menos acción, pero la acción era más descarnada y directa, mientras que el conjunto en color era más dramático y casi teatral. El conjunto en blanco y negro tenía muchos más retratos y la gente miraba directamente a la cámara, mientras que el conjunto en color apenas tenía retratos y nadie miraba a la cámara. Y lo que es más importante, el conjunto en blanco y negro dentro de personaje tenía una sensación de empatía y urgencia de la que carecía el conjunto en color fuera de personaje. Estaba claro que el reportero PNJ se apoderó de mí de alguna manera, me obligó a sumergirme en su experiencia, y que hice fotos como alguien distinto a mí sin siquiera darme cuenta.
Se suponía que debía hacer fotos en el juego como PNJ sólo en parte del primer día, mientras que estaba fuera del juego tanto al principio del larp como durante todo el segundo (y último) día. Y, por supuesto, esto es lo que hice, pero como todavía tenía unos cuantos rollos de película para usar, decidí seguir usando ambas cámaras mientras hacía las fotos. Imagina mi sorpresa cuando pude seguir viendo que todas las fotos en blanco y negro pertenecían al reportero, ¡incluso las que creía que estaba tomando mientras estaba fuera del personaje! Por alguna razón, el simple hecho de levantar ante mis ojos la misma cámara que utilizaba como personaje fue suficiente para que, sin saberlo, volviera a entrar en la mente de aquel reportero. ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo era posible que algo que se me había escapado en su mayor parte hasta el momento (con la excepción de SALT, claro, pero eso no contaba, ¿verdad?) se me colara de repente de esa manera, y entre todos los personajes con un reportero PNJ? Tenía que revisar mis ideas sobre hacer fotografías dentro de personaje en un larp. Era el momento de profundizar, pero necesitaba el larp adecuado para ello.
Foto por Stefano Kewan Lee como un fotógrafo PNJ en el larp Desaparecidos (2019).
Walpurgis se inspira en gran medida en las antiguas películas de brujería y en los psicodélicos años 60 y 70. Se desarrolla como un mal sueño, en el que los miembros de un aquelarre crean a partir de sí mismos un lugar surrealista y de pesadilla en el que ser incoherente y estar equivocado no sólo se tolera: es el nombre del juego. Mi personaje, llamado Marcello, era un controvertido cineasta conocido por su provocador y llamativo estilo visual. Y lo que es más importante, una técnica clave del juego era la Segunda Visión, en la que cada personaje podía ver cualquier cosa que ocurriera delante de él de una forma diferente, una que se adaptara a su enfoque, su visión del mundo o su intuición, y utilizarla para crear contenido y enriquecer las interacciones mientras jugaba. Esta combinación de énfasis en los aspectos surrealistas de la visión y el permiso explícito para enredar las cosas me proporcionó la oportunidad perfecta para explorar esta idea de producir obras mientras se es otra persona de una manera más explícita y deliberada sin preocuparme demasiado por tener que llegar a algo utilizable de manera convencional como producto fotográfico del larp. Por supuesto, como hago con cada larp en el que hago fotos, hice mis deberes y estudié la iconografía y el estilo visual y el lenguaje de las fuentes de inspiración del propio larp. Durante ese proceso me encontré con la idea de utilizar cristales y prismas delante del objetivo para crear imágenes caleidoscópicas y fragmentadas. Así que compré algunos de ellos e hice un par de pruebas en casa, con resultados mediocres. Cuando salí para el larp, con una bolsa llena de cosas que no sabía realmente cómo usar y una cabeza llena de ideas confusas sobre lo que quería conseguir, me sentí lo más despistado y sobrepasado que hubiera podido sentirme. Dada la naturaleza del larp, probablemente fue algo bueno.
Foto por Stefano Kewan Lee como el personaje Marcello en el larp Walpurgis (2019).
Mientras dejaba que Marcello tomara el control y me sumergía en el mundo de Walpurgis, de vez en cuando me sorprendía a mí mismo saliendo del juego y tomando decisiones que tenían sentido desde el punto de vista fotográfico pero no necesariamente para mi personaje. «Oye, esas brujas parecen estar tramando algo interesante. Únete a ellas y haz fotos, aunque no tengas ninguna razón en el juego para hacerlo», y así lo hizo Marcello. «Oye, sé que quieres seguir interactuando directamente con esta escena, pero deberías documentarla». Y así sucesivamente, ya te haces una idea.
El resultado final me parece una colaboración entre Marcello y yo. Lo más sorprendente de esta colaboración es cómo las imágenes en las que utilicé los cristales salieron muy bien. Yo, como fotógrafo, nunca los había utilizado, y desde luego no los he vuelto a tocar desde entonces. Pero había decidido que una imagen fragmentada y caleidoscópica formaba parte del estilo visual de Marcello, y parece que él sabía muy bien cómo utilizarlos plenamente, de formas que yo no podía prever. Con un movimiento de muñeca podía evocar una sensación halucinatoria, o presencias fantasmales, o incluso llamas demoníacas e infernales. Prometo que no podría replicar esos resultados ni aunque mi vida dependiera de ello. ¿Misión cumplida entonces? Todavía no. Como ya he dicho, todavía había algún desvío ocasional fuera del personaje, y aunque muchas de las imágenes son indudablemente de Marcello, en general la elección del tema sigue siendo mía, por lo que me parece que no conseguí llevar la experiencia un paso más allá. Por otro lado, lo que obtuve fue suficiente para cuestionarme aún más mi creencia de que interpretar un personaje y hacer fotos no combinan bien, y estaba deseando que llegara la próxima oportunidad de profundizar aún más.
Foto por Stefano Kewan Lee como el personaje Marcello en el larp Walpurgis (2019).
Our Last Year es un larp vagamente inspirado en Melancholia, de Lars Von Trier, y sigue un año en la vida de un grupo de supervivientes mientras se preparan para un asteroide que puede chocar con el planeta Tierra y hacer que su superficie sea inhabitable durante una generación. Laurie, mi personaje, tenía una enfermedad terminal que le hacía pensar y actuar de forma un poco extraña. También tenía un fuerte impulso para vivir la vida al máximo, y para establecer conexiones significativas y enriquecedoras con la gente que le rodeaba. Ah, y por supuesto, era un fotógrafo aficionado. Aunque tenía muy claro el personaje en general, no estaba seguro de cómo enfocar mi fotografía en este larp. Las referencias visuales para el larp no se alineaban realmente con el concepto del personaje, por lo que tengo que admitir que esta vez hice la menor cantidad de investigación y preparación antes de hacer la maleta para el evento. Tenía la vaga idea de intentar centrarme más en los personajes esta vez, pero eso fue todo.
No fue hasta casi el final del larp que me di cuenta de que… ¡nunca me salí del personaje! Había permitido a Laurie hacer fotos de una manera que tenía sentido para él sin que yo intentara ser su director artístico. Y, para bien o para mal, esto se reflejó en las fotos resultantes.
Foto por Stefano Kewan Lee como el personaje Laurie en el larp Our Last Year (2019).
Por un lado, me sentí decepcionado. Definitivamente no era un conjunto de imágenes potente. En su mayoría parecían fotos de las vacaciones de alguien, y yo esperaba algo más que eso. Por otro lado, ¡parecían fotos de las vacaciones de alguien! Y esa no es mi forma de hacer fotografías nunca, ¡ni siquiera durante mis propias vacaciones! El foco en los personajes era aún mayor que en Desaparecidos, y había una sensación de intimidad sencilla y espontánea que yo nunca había conseguido evocar antes. Y lo que era aun más sorprendente, cuando mostré las fotos algunos de los jugadores comentaron que, aunque podían ver sus caras en las fotos, no se veían a sí mismos en absoluto, sino sólo (y completamente) a sus personajes. Este es uno de los mejores elogios que yo, como fotógrafo de larps, podría esperar, y finalmente lo obtuve después de permitirme hacer fotos ligeramente cutres a través de los ojos de otra persona.
¿Había terminado entonces? ¿Había descifrado el código? Ni mucho menos. Tanto antes como después de Our Last Year hice fotos en larps en los que no pude alcanzar ese nivel de inmersión, así que tuve que decidir entre interpretar a un personaje o ser fotógrafo, como siempre. Pero la experiencia me demostró finalmente que me había equivocado en mis conclusiones antes, y que sí es posible, y tal vez a veces incluso deseable, dejar que tu personaje tome el control y haga el trabajo de una manera que no podrías hacer por ti mismo. ¿Cómo alcanzar ese estado de forma fiable? Todavía no lo sé. Pero tal vez lo que hace falta es no tener ni idea. No es sólo una cuestión de enfoque y concentración. Necesito abrirme y ceder el control para que se produzca este tipo de magia.
Estoy deseando entregar la cámara al siguiente personaje y ver qué ocurre.
Foto de cabecera por Stefano Kewan Lee como el personaje Laurie en el larp Our Last Year (2019).
Este artículo está traducido con la autorización de Nordiclarp.com y su autor. Enlace original: https://nordiclarp.org/2021/08/25/through-someone-elses-eyes-a-confession/
Traducido por María Diz.
Este artículo se publica como parte del libro Book of Magic y es reproducido en la web nordiclarp con permiso. Por favor, citar este texto como:
Lee, Stefano Kewan. “Through Someone Else’s Eyes: A Confession.” En Book of Magic, editado por Kari Kvittingen Djukastein, Marcus Irgens, Nadja Lipsyc, y Lars Kristian Løveng Sunde. Oslo, Norway: Knutepunkt, 2021.
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